Juego y Cultura – II Módulo, Ludopedagogía CR 2018-19

Reconectar grupo y propuesta y facilitador (también!!!)
fue nuestro desafío al volver a vernos
después de varios meses de pausa,
de tantas cosas ocurridas, de compañeras que decidieron no seguir,
de expectativas vacías prontas por llenarse.

La conexión entre Juego y Cultura fue el eje central
de estos dos encuentros del II Módulo del proceso de formación.

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Objetos comunes y misteriosos, hoyos, columnas, piedras, espermatozoides, …
nos esperaban en el espacio de juego para convertirse en alfombras voladoras
y llevarnos hacia otro(s) tiempo(s), de re-encuentros, compartires, complicidades;
islas de papel ¡donde nada es!, recordando y reconstruyendo
imágenes, palabras, conceptos sobre todo lo que trabajamos en el I módulo.

Abrazos caracoles cerraron un etapa, mientras otros hilos
nos llevaban hacia el caos, la deriva o el vacío,
otras realidades y ficciones para fundar nuevos órdenes, borradores de lo posible:
laberintos invisibles que gobernaron la tarde, junto a prensas competitivas, toritos con reglas tergiversadas, albergues y juegos imaginarios en una reinterpretación grupal de los Juegos Inocentes, Juegos Terribles de Graciela Scheines.

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Y donde no pudo el facilitador, plantear un desafío otro de la competitividad,
allí llegó el grupo, haciendo saltar las dinámicas internas,
ansiedades arraigadas, mandatos internalizados,
para poner al descubierto el carácter del Juego, productor y reproductor de pautas culturales, fenómeno no neutro, sino con una intencionalidad siempre presente
tamizada por valores y creencias, claros o inconscientes, de quienes proponemos las actividades.

Dando valor a lo cooperativo, otra (sub)versión de la realidad,
a las metas comunes, el apoyo mutuo, los esfuerzos coordinados, la comunicación en colectivo,
sin perder de vista las dimensiones individuales, las tensiones y los conflictos
presentes en ese intento de destronar la eliminación, la exclusión, la agresión física.
Reconociendo también el valor de la competencia, como dice la Scheines,
que nos entrena a la convivencia pacífica y respetuosa de otros puntos de vistas,
rivales que habitan polaridades opuestas, no enemigos sino hermanos.

En el segundo fin de semana la propuesta fue más atrevida,
el portal hacia otros mundos generó crisis, resistencias, molestias
tanto en los desafíos intelectuales, que requerían una dosis mayor
de pensamiento que rompe esquemas, como en lo corporal y vincular.

Aquí también quisimos hacer saltar esquemas, normas y roles cristalizados,
para recuperar y descubrir creatividad y espontaneidad (paráfraseando el Psicodrama)
en un juego interno de placer y libertad, seguridad e incomodidades,
íntimas contradicciones en la suavidad de lo colectivo,
tensiones entre nuestro poder y nuestros límites,
experimentados, explorados, explotados y expandidos
por la sabiduría de los cuerpos,
por la posibilidad de ser auténticas consigo misma y con las demás.

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Y como si eso no fuera suficiente,
también hilamos profundamente
entre lo ético, lo estético y lo actitudinal de la propuesta,
aproximando respuestas, dejando siempre abierta la cancha de la pregunta,
investigando el marco de referencia teórico que sostiene la metodología,
analizando instrumentos operativos que constituyen la estructura,
develando maneras de posicionarse para estar en grupo.

Muchas potencias en juego. Mucha potencia la del Juego.
Yo me encontré con todas esas energías y con mi potencia también.
Gracias a quienes vinieron antes, a quienes vienen después.

Y esto sigue (en julio) entre hilos, tiempo, música, luz y sombra…

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